Aunque parece que ya en el último cuarto del siglo XIX se daba comienzo martes por la noche, en 1919, el periódico muleño La Semana, en su afán por condenar la tradición de tocar tambores en Semana Santa, nos deja constancia del inicio de la tamborada el Martes Santo a las 12 de la noche:
“En días de recogimiento como son los de Semana Santa, se les ocurre a nuestra primera autoridad administrativa, hacer pregonar un bando, autorizando la salida de tambores desde las 12 de la noche del Martes hasta las 12 del día del Miércoles…”. La Semana, 24-IV-1919.
La denominación de Noche de los Tambores llegaría con la creación de la Asociación de Tamboristas de Mula en la década de 1980 y fue utilizado como nombre oficial de la noche a partir de 1995, recogiéndose en el cartel anunciador.
DESARROLLO
EL BANDO
EL RELOJ Y LA PLAZA
La Plaza del Ayuntamiento ha sido, desde su construcción en el primer cuarto del siglo XVI, el centro neurálgico de la villa de Mula. En ella se tenían lugar las fiestas, mercados, pregones y, en general, cualquier evento, como espacio público muleño por antonomasia. Es por ello que la Plaza ha sido y es el lugar de reunión de los tamboristas, su punto de encuentro, y es en ella donde tiene lugar el inicio de la tamborada cada Martes Santo.
Íntimamente ligado a la tamborada, y jugando un papel fundamental en ella, existe en la Plaza del Ayuntamiento la Torre del Reloj. Pese a que en los últimos tiempos es la melodía Llamada a la Tamborada la que en realidad da paso al comienzo de la fiesta, tradicionalmente era el reloj público el que daba paso a la misma. Atentos al reloj, los tamboristas esperaban a que sus agujas marcasen la media noche y que las campanas tañeras invitándolos a batir sus tambores.
LA PÁNGANA
Una de las características de la tamborada muleña son las Pánganas, espectáculo espontáneo en el que dos tamboristas compiten frente a frente por demostrar quién aguanta más o quién toca mejor.
El monumento al tamborista: la escultura de Rafael Pi Belda
Aunque en origen se colocó en la zona oeste de la plaza, hace algunos años se trasladó bajo la Torre del Reloj, quedando, de esta manera, frente a todos los tamboristas que cada Martes Santo se agolpan en la plaza de cara al Reloj.